viernes, 20 de junio de 2008

5 O'Clock Death Time-]Capitulo 2[

Five O' Clock Death Time.
¿Nunca has tenido la sensaci´´on de que hoy no debias haberte despertado?

-Que pasa?
-...Están dando la trilogía. Ahora viene el amanecer y luego echan el dia de los muertos.
-Oh mierda!
No lo pudimos evitar, estuvimos viendo la tele hasta las 4 de la mañana pasadas, sobreviviendo al sueño como podíamos y sabiendo que debíamos levantarnos a las 9:00.

-OH NO!
-Que?!
-Son las 3 de la tarde! Esto no ha sonado!
-Como?! Habíamos quedado con Danny a las 11h!
-Mira si ha llamado!
-... Pues no, no ha llamado nadie.
-Vístete, deprisa!
Tras vestirnos optamos por llamar a Danny para disculparnos y quedar otra vez, pero no había forma, el móvil no funcionaba, no había línea, ni tampoco cobertura, no entendíamos nada, así que decidimos salir en busca de Danny, a ver si aún estaba por los alrededores del punto de encuentro.
Salimos tan deprisa y aún mirando el móvil que ni siquiera nos fijamos en que la recepción estaba vacía, tampoco hubiese sido de extrañar a las tres de la tarde, pero sin embargo aún me arrepiento de no haber mirado.
Las calles estaban desiertas. Se divisaba alguna persona a lo lejos, al otro lado de la ancha calle.
Decidimos tomar el Metro, así que entramos por la boca que había en esa misma esquina.
Bajamos. Abajo había alguien durmiendo en el suelo. “Algún vagabundo, como siempre” pensamos, lo curioso es que dormía bocabajo, como si de un cadáver se tratara. Al pasar junto a el noté que Eva se detenía bruscamente. Se miraba el tobillo, el vagabundo, le había cogido. Eva me miró sorprendida, empezó a mover el pie con fuerza, pero el no la soltaba. Eva siguó forcejeando un rato, hasta que le pegó un grito que de haber habido alguien en el túnel hubiese muerto del espanto.
El vagabundo se giró, lentamente, de manera espasmódica. Tenia La parte superior de la cara ensangrentada, como si hubiese estado tosiendo sangre pensamos, pero sus ojos... Eran extraños, vacíos, sin vida. Además sus hombros también estaban ensangrentados, igual que su cuello...tenia sangre por todas partes.
De no haber sido por esos ojos hubiésemos creído que se había metido en una pelea o algo parecido, pero aquí había algo raro.
Eva se soltó al fin, y los dos corrimos hacia dentro del Túnel.
Pasamos de las maquinas de billetes, buscábamos a alguien de seguridad... y apareció, vaya si apareció!
Oímos un fuerte golpe en el cristal de la taquilla de información. Ahí estaba el tipo de seguridad, intentando romperlo a golpes, como si quisiera... devorarnos...
Asustados decidimos volver atrás, pero el vagabundo ahora estaba de pie, mostrando así la sangre que recubría su chaqueta. Mirándonos fijamente con esos ojos sin expresión.
No habia salida por ningun lado. Por detrás el de seguridad se acercaba lentamente, con movimientos torpes y tambaleantes, como si todos sus musculos estuvieran en tensión continua.
En situaciones desesperadas, medidas desesperadas, pensé. Afortunadamente estabamos justo al lado de esa tipica Hacha que solo debe usarse para emergancias.
Con la mochila rompí el cristal para evitar destrozarme el brazo, la saqué ye la dirigí hacia el de seguiridad.
-No te acerques! – Grité. Pero el no hizo señal alguna ni siquiera de estarme entendiendo.
Ya esaba casi encima mio. Eva estaba a mi espalda, sin saber hacia cual de los dos lados mirar.
-Para de una vez! Tengo una arma!
Siguió acercándose. Hasta llegar hasta mi, Me cogió por la muñeca, sintiendo yo así su helada mano. En ese momento el panico se apoderó de mi. No como en las novelas de terror o las películas, nada de eso, opté por reaccionar. El resto del mundo dejo de existir por unos instantes. Solo estabamos: ese maldito bicho, el hacha y yo.
Sin pensarlo le asesté un hachazo en un hombro, intentando apuntar al brazo.
Se tambaleó, pero no parecia detenerse. No se de donde saqué el valor para hacerlo, pero le asesté otra vez, esta vez atizándole a media cara, en la mejilla.
Por supuesto aquello no paraba de sangrar y sangrar, las heridas no se distinguían a causa de la densa capa de hemoglobina que las cubrian. Otra vez, entre el pecho y el hombro. Esta vez salpicó de lo lindo.
Algo me ¿Despertó? Volví a la realidad gracias a los gritos de Eva al presenciar la escena. En un intento de tranquilizarla me giré:
-Eva, tranquila! Todo saldra bien! Es el o nosot...
En ese momento el engendro me agarró por la espalda. Con fuerza.
Me asusté, me giré, y le asesté un hachazo casi involuntario, pero a la vez con una fuerza poco común en mi, en medio de la cabeza. Se tambaleó un par de segundos, gruñió, y se desplomó.
¡¿Qué cojones estaba pasando?!



Proximamente mas!

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